El faro de Alejandría

Considerada como una de las 7 maravillas del mundo antiguo, esta obra de ingeniería guiaba a las embarcaciones hacia el puerto de Alejandría y generaba una enorme expectación en cualquier visitante que llegara a sus costas.
Es difícil conocer sus dimensiones reales, o los detalles de sus diferentes niveles pues muchas son las teorías basadas en descripciones de este faro durante sus casi 17 siglos de existencia. Es curioso además que las descripciones más fiables datan de navegantes árabes que se acercaron a la ciudad de Alejandría para contemplar esta maravilla, más que por los escribas o navegantes locales.

faro

Su ubicación se fijó en la isla de Faros (de la que heredaría su nombre en las lenguas romances), a una distancia de la costa de Alejandría de unos 7 estadios (recordemos que el estadio griego es una unidad de longitud de unos 180 m). Fue el mismo Alejandro Magno quien mandó construir un dique, el Heptastadion, que uniría ambos elementos, y gracias al cual se desarrollaría una gran actividad portuaria.
Se cree que este faro llegó a medir entre 100 y 150 metros, aunque algunas fuentes cifran la altura en casi 180 metros. Estas incongruencias (incluso Wikipedia tiene distintos datos dependiendo del idioma en que se lea) se deben a que los datos de sus dimensiones son bastante escasos, y en su mayoría provienen de navegantes que difícilmente conocieron el faro en todo su esplendor (ya que fue dañado por diversos terremotos, quedando definitivamente destruido al inicio del siglo XIV d. C.) u otros que no prestaron demasiada atención a los hechos y sí más a las leyendas.
En principio, el faro estaba compuesto por tres niveles, sustentados sobre una base amurallada que dotaría a la estructura de casi 20 metros más de altura. El nivel inferior era una sección cuadrada de unos 50-56 metros de lado y más de 50 metros de altura. El segundo nivel, de sección octogonal y unos 20-28 metros de altura, y el tercer nivel, de sección circular, aumentaría la altura total en más de 7 metros, soportando finalmente la cúpula con el mecanismo de la llama y un espejo que maravilló en su época.
Está escrito que un fuego alimentado por resina y leña guiaba a los navegantes durante la noche, y el espejo reflejaba la luz del sol durante el día hasta unas 100 millas de distancia (quizás bastante exagerado, como los relatos que llegan a decir que podía quemar embarcaciones enemigas o iluminar incluso la ciudad de Constantinopla). Este humilde autor tiende a pensar que la llama era mantenida durante las 24 horas del día, con lo cual el humo ayudaba a los marineros durante las horas del día.
Asimismo, los materiales causaron un gran asombro en aquellos tiempos. Sobre el granito rojo de su primer nivel y las pulidas losas de mármol de los niveles superiores, visualmente espectaculares, debe destacar el hecho de que la mayoría de las uniones se realizaron con plomo fundido en vez de mortero, lo que aumentaría la duración del conjunto y su resistencia a tormentas, oleaje y gran parte de los terremotos que sufrió, y que finalmente, acabaron por dañar irremediablemente su estructura.
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